La reina del hielo
Siento que te vas, quizá sean imaginaciones mías, pero te siento más lejos que nunca, Y eso que aún nos has recorrido todos esos kilómetros que darán el verdadero pistoletazo de salida a lo nuestro. Pero siento que te vas.
Y no me parece justo, porque yo había empezado a quererte. Y eso que me había prometido mil veces que no lo haría, ya ves, en las promesas que me hago a mí misma siempre me va fatal.
Y no es justo porque también siento que ha llegado el momento de que alguien se enamore de mí. De que sea el otro el que me eche de menos, y el que me tenga como centro de sus sueños, me estoy volviendo egoísta, ya lo sé. Pero me apetecía de verdad. Me apetecía no ser yo la que llora en silencio, aun sin lágrimas, me apetecía no ser yo la que no deja de pensar en tí, sino que fueras tú quien pensara en mí. Y yo comportarme como la reina del hielo que todos creen que soy. Y en verdad puede que sea así.
Me van mejor las historias en mi cabeza que en la vida real. Porque en mi cabeza te besaría sin preguntarme nada, y cuando nos vemos son tantas las preguntas que mis labios no se prepararan nunca para besar los tuyos. Y eso que estén deseando hacerlo.
Así que, decidido, dejo de quererte en este instante, dejo de echarte de menos, dejo de pensar en tí, al menos hasta que reciba una señal de que tu sí que piensas en mí, de que me echas de menos, al menos hasta que reciba la señal de que no estoy de nuevo haciendo el tonto.
Y no me parece justo, porque yo había empezado a quererte. Y eso que me había prometido mil veces que no lo haría, ya ves, en las promesas que me hago a mí misma siempre me va fatal.
Y no es justo porque también siento que ha llegado el momento de que alguien se enamore de mí. De que sea el otro el que me eche de menos, y el que me tenga como centro de sus sueños, me estoy volviendo egoísta, ya lo sé. Pero me apetecía de verdad. Me apetecía no ser yo la que llora en silencio, aun sin lágrimas, me apetecía no ser yo la que no deja de pensar en tí, sino que fueras tú quien pensara en mí. Y yo comportarme como la reina del hielo que todos creen que soy. Y en verdad puede que sea así.
Me van mejor las historias en mi cabeza que en la vida real. Porque en mi cabeza te besaría sin preguntarme nada, y cuando nos vemos son tantas las preguntas que mis labios no se prepararan nunca para besar los tuyos. Y eso que estén deseando hacerlo.
Así que, decidido, dejo de quererte en este instante, dejo de echarte de menos, dejo de pensar en tí, al menos hasta que reciba una señal de que tu sí que piensas en mí, de que me echas de menos, al menos hasta que reciba la señal de que no estoy de nuevo haciendo el tonto.
1 Comments:
yo recibi esa señal, y fue peor casi que haber estado haciendo el tonto con anterioridad... pero ya es un paso que te olvides de todo... ayuda, muchio...besos y ánimo
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