La carta
No se si merece la pena que te escriba o no, ya ves, quizá si te mando esta carta la abras al lado de ella, y te rías con ella, de esta otra, que soy yo, pero con la que ya no eres un nosotros.
No, estoy segura que no voy a mandártela. No serviría de nada. Además, me había jurado que si alguna vez me volvía a sentar a escribirte, sería para decirte que ya no te echo de menos. Y quizá aún no sea el momento.
Aunque ya hace tiempo que no me paro a mirar los escaparates de la calle a la que habíamos planeado ir a vivir, ni tampoco tengo que sostener la lágrima cuando oigo, siempre accidentalente (lo prometo), la canción que nos habíamos regalado el uno al otro.
Ya no la odio, ni a ti tampoco. Aunque es cierto que al principio intenté culparla a ella de que te fueras, de que ya no me untaras la mantequilla ni la mermelada en las tostadas al levantarme, de no encontrarme cada mañana mi cepillo de dientes preparado especialmente con poca pasta, de tener que comer sola y no hacerlo con alguien que supiera cuanta cantidad de sal exacta le echo a mi ensalada....
Ya no te echo de menos. Al menos a tí, sino que odio el hueco que dejaste en tu lado de la cama, odio el silencio al llegar a casa, odio tener cervezas en la nevera que nunca me beberé, y odio tener cogida la costumnre de comprarlas, a pesar de todo....
Supongo que serás feliz con ella, y que si no fuese con ella, lo serías con otra. Nunca encajamos del todo, nunca nos miramos a los ojos durante horas sin tener nada que decir, pero sin odiar el silencio.
Ha pasado ya mucho tiempo. Incluso había perdido tu dirección, pero me la dió tu nieta, asombrada de que aún te esperase, y ya ves, es igual que ella, es igual que su abuela.
30 años. Te fuiste hace 30 años y todavía pienso en tí cada mañana. Y todavía no he aprendido a olvidarte.
Y meteré también esta carta junto a las otras, junto a las otras cajas, junto a los demás 30 años de recuerdos.
Y quiza solo me quede decir adiós......
No, estoy segura que no voy a mandártela. No serviría de nada. Además, me había jurado que si alguna vez me volvía a sentar a escribirte, sería para decirte que ya no te echo de menos. Y quizá aún no sea el momento.
Aunque ya hace tiempo que no me paro a mirar los escaparates de la calle a la que habíamos planeado ir a vivir, ni tampoco tengo que sostener la lágrima cuando oigo, siempre accidentalente (lo prometo), la canción que nos habíamos regalado el uno al otro.
Ya no la odio, ni a ti tampoco. Aunque es cierto que al principio intenté culparla a ella de que te fueras, de que ya no me untaras la mantequilla ni la mermelada en las tostadas al levantarme, de no encontrarme cada mañana mi cepillo de dientes preparado especialmente con poca pasta, de tener que comer sola y no hacerlo con alguien que supiera cuanta cantidad de sal exacta le echo a mi ensalada....
Ya no te echo de menos. Al menos a tí, sino que odio el hueco que dejaste en tu lado de la cama, odio el silencio al llegar a casa, odio tener cervezas en la nevera que nunca me beberé, y odio tener cogida la costumnre de comprarlas, a pesar de todo....
Supongo que serás feliz con ella, y que si no fuese con ella, lo serías con otra. Nunca encajamos del todo, nunca nos miramos a los ojos durante horas sin tener nada que decir, pero sin odiar el silencio.
Ha pasado ya mucho tiempo. Incluso había perdido tu dirección, pero me la dió tu nieta, asombrada de que aún te esperase, y ya ves, es igual que ella, es igual que su abuela.
30 años. Te fuiste hace 30 años y todavía pienso en tí cada mañana. Y todavía no he aprendido a olvidarte.
Y meteré también esta carta junto a las otras, junto a las otras cajas, junto a los demás 30 años de recuerdos.
Y quiza solo me quede decir adiós......
3 Comments:
se me han escapado un par de lágrimas... Precioso pero triste...
Con tu permiso, un beso
hola patry..
tambien te descubro.. y me gustas.. me ha encantado tu carta.. aun siendo algo triste..
besos
eres una crack!!!
que pasada de historia....
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