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Ahora las cosas están como si vivieramos en una nube. Sobretodo porque los bordes no están muy bien definidos y a veces me da la sensación de que con solo asomar un pie fuera caeriamos al abismo.

Tú sonríes cuando te suelto alguna de mis preguntas idiotas (¿puede una abispa muerta picarme??) Y alucinas cuando intento besarte con la luz encendida, siempre es mejor esperar a quedar a oscuras.

Yo necesito alguien que me cuide y tu me dices que lo haces a tu manera. Y a veces, inevitablemente, me pregunto, si esa es la manera en la que quiero que me cuiden. Y siempre que intento tirar la toalla haces algo que me hace recogerla y sacudirle la arena.

Me fallas en lo básico, en lo importante, y me consuelo con las pequeñas cosas. Pero no se si es que realmente esto funciona, y soy yo la que debo cambiar la idea de amor romántico que me enseño la bella durmiente y la bella a secas, la que se lio con la bestia. O es que quiero agarrarme a esto como a un clavo ardiendo, porque lo unico que me quemaría sería la soledad, de la que miento y digo que es elegida.

Sonrie en el reencuentro, dime que me has echado de menos antes de que tenga que preguntarlo, besame a escondidas, o delante de la gente. No dejes de quererme. Aún no. Aunque no lo tenga claro



(Otra vez de vuelta, echaba de menos escribir aquí)